El Telescopio espacial Hubble fue diseñado para liberar a los astrónomos de
una limitación que les había afectado desde los días de Galileo: la atmósfera
de la Tierra. Las cambiantes bolsas de aire de la atmósfera bloquean y
distorsionan la luz, limitando la visión incluso de los instrumentos más
potentes destinados a usarse en la Tierra.
Los telescopios orbitales funcionan como ojos en el cielo que permiten a
los astrónomos escudriñar más lejos en el universo y ver el cosmos con mayor
claridad.
Los científicos comenzaron a soñar
con un telescopio de ese tipo en los años 40, pero tuvieron que esperar más de
cuatro décadas a que esos sueños se hicieran realidad con el Telescopio
espacial Hubble. El lanzamiento original del telescopio en octubre de 1986 fue
descartado tras la pérdida de la sonda espacial Challenger.
Cuando el telescopio estuvo finalmente operativo en 1990, comenzó a enviar
imágenes sin precedentes, pero defectuosas. Sus imágenes eran superiores a las
de los instrumentos destinados a usarse en la Tierra pero ligeramente borrosas
debido a un problema óptico.
En diciembre de 1993 astronautas del
transbordador espacial Endeavour pasaron cinco días realizando
paseos espaciales para reparar el telescopio en órbita a unos 569 kilómetros
sobre la Tierra. La reparación funcionó, y el Hubble empezó a entregar imágenes
nítidas como el cristal.
Ingentes
cantidades de datos
Las imágenes del Hubble han ayudado
a fijar la edad del universo;
lo que sugiere el ritmo de expansión de los púlsares es que tiene unos 13.000 o
14.000 millones de años.
El Hubble también ha capturado
imágenes de muchas galaxias
antiguas, en todas sus fases de evolución, y esto permite a los
científicos retroceder al pasado de un universo joven y en desarrollo.
El telescopio fue también
fundamental en el descubrimiento de la energía oscura, una fuerza poco conocida pero omnipresente que
anula la gravedad y contribuye a la continua expansión del universo.
El Hubble también mide las atmósferas de los planetas fuera
de nuestro sistema solar, explorando su composición y registrando datos que
algún día podrían servir para encontrar vida extraterrestre.
A pesar de sus numerosos logros, el
Hubble está casi al final de su vida útil. Al telescopio le corresponde su
última revisión periódica en mayo de 2009. Su sucesor, el Telescopio espacial James Webb, tiene
programado su lanzamiento en 2013.
El nuevo instrumento orbitará mucho más lejos de la Tierra (1,5 millones de
kilómetros) -la mejor distancia para observar a través del polvo espacial las
primeras formaciones de estrellas, galaxias y sistemas solares.
Otros
observatorios
El Hubble es solo uno de los
"grandes observatorios" en órbita de la NASA. El grupo también
incluye el Telescopio espacial
Spitzer y el Observatorio
de rayos X Chandra.
El Spitzer es un telescopio infrarrojo orbital que puede detectar fuentes
de radiación lejana o débil que de otro modo distorsionaría la atmósfera de la
Tierra. Los científicos del Spitzer a menudo describen su misión como una
búsqueda de "la antigüedad" (las primeras estrellas y galaxias del
universo), "la frialdad" (enanas marrones, estrellas que posiblemente
no se encendieron; y discos circumestelares, amplios anillos de materiales que
orbitan en torno a una estrella) y "la suciedad" (procesos oscurecidos
por el polvo como la formación de una estrella y un planeta).
Chandra captura los rayos que emiten los eventos más violentos del
universo, como es el caso de las supernovas. Esta radiación emite luz durante
los ciclos vitales de las estrellas, la formación de agujeros negros y la
naturaleza de los cuásares.
El telescopio espacia hubble es un satélite artificial que orbita a la tierra y dirige sus instrumentos hacia el espacio en lugar de hacia la tierra. Y en este video muestra lo que el satélite puede mostrar y sus capacidades.
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